Hoy estreno sección.
Sí, el título es algo llamativo, lo sé. Pero esto va a ser como un diario. Para los que su inglés no sea muy avanzado, Fat girl es chica gorda.
¿Por qué este título? Pues mira, así me han llamado toda mi vida y me he dicho, ¡vamos a sacarle un lado divertido a todo esto! Además, ahora que estoy haciendo dieta, y ya he perdido 13 kilazos ( olé por mí), voy a despotricar por aquí que da gusto.
Verano es = a, playa, piscina, helados....O eso dicen los delgados... Yo este verano, ni helados, ni tapitas en las terracitas de los bares, con sus patatas bravas y los deliciosos chocos rebozados a los que les hecho un limón entero. ¡Y por supuesto, nada de cocacola, ni alcohol, ni resfrescos! ¿Triste, verdad? Pues eso digo yo.
A mi corta edad, veintidós años para ser exactos, he hecho incontables dietas. Sí, es lo que tiene ser pasto de burlas de los crueles niños y adolescentes que plagan los colegios. Es triste llegar a casa llorando porque fulanito joputa te ha llamado gorda delante de toda la clase, se ha reído de tí y encima para ponerle la guinda al pastel, te ha tirado de las coletas con toda la mala hostia que la fuerza de Hulk le proporciona a su maldad.
Puede que mi primera dieta la comenzara a los diez años, ni me acuerdo...Normalmente aguantaba una semana. ¡Tengo una gran fuerza de voluntad!(nótese la ironía). Pero bueno, con diez años me lo perdono, era una cría, me gustaban las chucherías, las patatas, los donetes, los bollycaos, las apetinas, las pipas tijuana repletas de la salsita esa...¡Vamos, que me lo comía todo!
Eh...sin pensar mal, que tenía diez años...
Era imposible crear en mí una rutina de alimentación saludable. ¡Las porquerías están buenas, coño!
Señores fabricantes de guarradas, no las hagan tan buenas por favor. La gente con tendencia a engordar es débil, y sus productos, por desgracia, abastecen nuestras necesidades ansiosas de meter mierda en nuestro cuerpo que después se queda incrustada como una sangijuela en la panza, culo y hasta en los tobillos. ¡Al menos podrían hacer crecer las tetas, por que de eso, mi genética se ha quedado corta, copón!
Pero dejémonos de tonterías. cuando era pequeña, aun siendo gorda, era la más flexible de mi clase, como decía mi madre: el chocho me hacía ventosa en el suelo al abrirme de piernas. Tenía una elasticidad digna de Almudena Cid, iba a Gimnasia Deportiva, hacía todos los ejercicios a la perfección aun con mi supuesta gordura. ¡Era lo más de lo más!

No tiene nada que ver estar gorda con ser una persona vaga. ¡Me gusta el ejercicio! ¡Me encanta bailar, saltar, patinar, nadar! Y aun así, estoy gorda...Vale, puede que el hecho de zampar toda esa porquería que se pega como una sangijuela tenga la culpa, pero es lo que hay. Al menos me muevo.
¿Pueden todas las delgadas decir eso? Seguro que no.
De pequeña, cuando me insultaban (justo antes de irme llorando a casa, deprimida totalmente), les echaba en cara mi fantástica agilidad a la hora de hacer gimnasia, una pobre forma de intentar sentirme mejor conmigo misma, pero obviamente, después venían los lloros.
Ahora lanzo mi pregunta, ¿por qué el ser humano es tan cruel? ¿Por qué meterse con la envergadura de una persona? ¿Te molesta que esté gorda? ¿Perjudica tu salud? ¿Crees que te se va a pegar la gordura?
Ahora esto va para todos aquellos que insultan por mera diversión, por hacerse los interesantes delante de los colegas, o simplemente porque sus vidas son tan tristes que tienen que meterse con las vidas de los demás para creer que la suya siempre será mucho mejor.
Primero de todo, antes de insultar a alguien con kilos de más, debéis pensar en las diversas cargas que lleva sobre sus hombros. No es solo el peso lo que se ve. Esa persona a la que TÚ estás faltando al respeto puede tener una enfermedad, puede tener un síndrome depresivo grave que lo lleve a comer, puede ser ansiedad. Pueden ser cientos de factores los que hagan que una persona engorde sin poderlo controlar, y TÚ que insultas, debes mirarte primero al espejo, y si nunca lo has hecho, te aseguro que descubrirás todos tus defectos, a no ser que antes, si encuentras a una GORDA que se defienda, sea ella quien te los eche en cara. Puede que cuando esa GORDA te haya dicho cuatro verdades te quedes sin habla, sin embargo, TÚ querrás tener la última respuesta; optarás por lo fácil. ballena, orca, foca...pero no Gorda, ¡quedaría muy ridículo que te repitieras! Lo mejor es agudizar el ingenio al máximo, y sacar partido a tu diminuto cerebro buscando sinónimos de la palabra gorda. Pero eso, si conoces lo que es un sinónimo, sino, te quedará la opción de entrar en modo repetición y llamar Gorda de nuevo a quien te ha puesto los pies en la tierra, e incluso perseguirla sin descanso repitiéndolo como un loro idiota que no es capaz de memorizar ninguna palabra más.
Es duro ser gorda, ¿sabéis? Es duro mirarte en el espejo y sentir asco de uno mismo, y eso los insultos lo empeoran, mucho.
Imagina a esa chica a la que has llamado gorda que se ha marchado llorando a casa por tu insulto. Llega a su casa, come todo lo que encuentra en la nevera, le duele el estómago, llora, se siente culpable y vomita...¿No es bonito no? Pues eso lo provocan las palabras de la gente ignorante. Así comienzan los complejos en las personas, así comienzan la bulimia y la anorexia, así comienza una gorda a matarse.
Yo he tenido la suerte de ser una gorda que no ha caído en eso, pero lo he visto, lo he vivido, y me cago en la puta raza de la gente que merma la confianza de una persona para que llegue hasta ese grado de desesperación. Yo no voy a negar que en algún momento de mi adolescencia pude pensar en hacerlo, pero bah, ¡para qué! ¡Me gustaba comer, cojones! Y la verdad sea dicha, soy de lo más malo para vomitar...No me compensaba esforzarme tanto cuando tenía al alcance de mi mano una deliciosa pizza de cuatro quesos.
Pero no todo el mundo es como yo, que se guarda la comida hasta que hace la digestión, no. Hay gente que por culpa de especímenes como esos, (no se les puede llamar personas), caen en un pozo sin fondo, se deprimen, enferman y pueden llegar a la locura. Es triste, pero cierto.

Pero un día me di cuenta de que todo eso no hacía más que hacerme más fuerte.
Sí, he llegado a pesar 91 Kilos. La ropa no me entraba. Llevo años sin ir a tiendas de ropa por no deprimirme cuando no me entra un pantalón, me compro todo por internet, los leggings son mis mejores amigos y las camisetas anchas. Hasta que hace dos meses dije BASTA. No puedo seguir así. Quiero comprarme vestidos entallados, quiero ponerme mis corsés y cortar el aliento con mis curvas. ¡Quiero sentirme bien!
Llevo dos meses a dieta, más de trece kilos perdidos y estoy estupenda, y no, no lo estoy haciendo por nadie. Lo estoy haciendo por mí, para poder lucirme, para ser quien quiero ser y no sentir vergüenza por tener lorzas que sobresalen cuando me pongo algo estrecho. Por que vale, hay gordas felices, pero yo no lo era. No podía soportar mirarme al espejo, maquillarme toda mona y ponerme una ropa que apenas me sentaba bien. Me he cansado de pasar desapercibida, quiero romper las reglas, quiero vestirme como una zorra y enseñar. Sí, lo que oís, ¿no es lo que se lleva? ¿vestir como una zorra? Pues bueno, yo me uniré a la moda.
Sin embargo, tranquilos, no pienso quedarme en los huesos, tampoco tiro tan alto, y tampoco me gusta. Las mujeres debemos tener curvas, pienso que no hay nada más sexy que una caderas pronunciadas y sensuales. Eso sí que es bonito, no lo que la industria téxtil nos quiere vender como la perfección. ¿90,60,90? ¡Y una mierda! Eso no es bonito señores, no lo es ni de coña. Ustedes hacen que las modelos tengan anorexia, que se obsesionen y que encima se sumen a la idea de que la gordura es fea.
Pero bueno, el tema de la industria textil, las tallas y todo eso (que tiene tela telita), lo dejaré para otra entrada, porque de eso, también tengo mucho que decir.
Me he cansado de callar, me he cansado de gente gilipollas sin vida, y por eso he escrito esto. Sé que muchas se identificaran conmigo. El ser humano es muy cruel, demasiado, pero la sociedad es la que nos hace, y por desgracia la sociedad que nos rodea busca la perfección dónde no la hay. Somos seres Perfectamente Imperfectos (mira como mi próxima novela). No puede existir la perfección sin las imperfecciones. Todos somos iguales, pero también diferentes y de verdad, a todos los capullos que os metéis con el físico de los demás, ya sea porque está muy delgado, muy gordo, sea feo, tenga un ojo bizco, o tres tetas, pensadlo antes de decirlo. Porque vuestras palabras pueden ser las causantes de crear un problema mayor, de un complejo que quizá nunca desaparezca, y si aun así seguís, ojalá alguien os haga ver la realidad y os hunda en lo más profundo, así al menos sabréis lo que se siente.
Y por último quiero dar las gracias a varias personas. Doy gracias a todos aquellos que me insultaron desde los seis años, hasta los dieciseís, tanto en el colegio, como en el instituto. Sí, os doy las gracias, de verdad. Os doy las gracias porque reflexionando y pensando en vosotros, me he dado cuenta que sois unos imbéciles, que siempre os habéis creído los mejores y faltarme al respeto os daba el subidón delante de los colegas. Me hundisteis, me hicisteis caer, me deprimisteis y llegué a odiarme a mí misma, pero también me hicisteis más fuerte. Dejé de ser la niña/adolescente frágil y sensible, para convertirme en una Pantera, en una guerrera que lucha por salir adelante, que mantiene la cabeza bien alta ante las adversidades y que ya no se calla ni debajo del agua. Sí, me he vuelto guerrillera y todo gracias a todos vosotros, gente de Las Palmeras y del Numancia.
Nunca, NADIE, va a volver a pisarme, porque yo y mis kilos de más os aplastaremos.
No es una amenaza, solo es un aviso y quien avisa no es traidor, señores.
Una vez más gracias. Gracias por hacerme ver lo inútiles que sois. Sois poca cosa y siempre lo seréis si seguís así. A lo mejor habéis cambiado, ojalá. No se puede ser un adolescente hijo de puta para siempre, sin embargo, el daño ya me lo hicisteis y por eso ahora os mando yo a la mierda.
¡Y con esto y un bizcocho, me he desahogado que da gusto!